tropezar

Tomamos el tropezar, como la oportunidad accidentada de posar nuestra mirada en una situación, aquella que pasa probablemente desapercibida en el tránsito cotidiano, pero que de alguna manera se coloca ahí, (ahora/entonces).

Llegamos a este concepto curatorial después de sentarnos, dejar pasar el tiempo y de manera paradójica, intentamos capturar el presente a través del diálogo, conciliando nuestras diversas prácticas artísticas desde un punto común; cosa a priori, compleja.
Quizás, lo más acertado fue pensar que la idea del tropiezo nos ampara conjuntamente, como un momento de quiebre que nos detuvo, – en un supuesto continuo de espacio y tiempo – viendo a nuestra vida como algo que transcurre de manera vertiginosa y que, con las obras presentadas en esta exhibición, coincidimos en darles diversas formas.

Además de que la ocasión se presta para definir este momento, formalmente, como una

presentación de los resultados de nuestro aprendizaje en la Carrera de Artes Visuales de la PUCE, somos conscientes de que, al pensar en el tropiezo, la incertidumbre se suma a nuestras intenciones, como a seres que las situaciones les transitan. Entonces, aspiramos que también, cada propuesta artística, al cruzar este umbral, sea una evidencia de una retención necia, pero necesaria de nuestro presente.

Francesca Fruci, Adriana Luna, Mateo del Pozo, Gabriel Espín, Julián Centeno, Rafael Guerra,

Samira Santacruz, Sergio Borbón, Camila Nieto y Michael Sandoval, emplazan desde sus únicas miradas, diferentes preocupaciones que van desde el azar, la ensoñación, el síntoma, lo sublime, la relación con la naturaleza, e inclusive, un cuestionamiento hacia la manera de concebirse en el mundo, desde la corporalidad y sus manifestaciones.

Nos valemos del momento del tropiezo como suerte y detonante; del que hay que  predisponerse para caer; aprovecharlo para detenerse y finalmente, vivenciar.